miércoles, 8 de abril de 2009

Clásicos: Ramones "Ramones" (1976)

¿Cómo es posible que nos gusten tanto los Ramones? ¿Por que un grupo de tipos antipáticos y malencarados, que tocan como el culo y cantan de puta pena pueden ser una banda de culto para millones de personas? ¿Es sensato tomar a una panda de manifiestos perdedores, tiraos, frikis inadaptados, y que follan menos que Espinete, como ídolos y modelos? ¿Por que un adolescente querría imitar a Joey Ramone cuando podría intentar imitar a Bon Jovi (o a cualquier otro guapete que guste a las chicas o chicos, en función de su orientación sexual)? Y sobre todo ¿es posible distinguir una canción de los Ramones de otra? Científicos de todo el mundo han estudiado este extraño fenómeno, sin llegar a una respuesta definitiva.
Yo tengo una teoría. Por un lado nos gustan los Ramones porque son como esos amigos frikis que te gusta tener cerca. Te hacen ver que no eres tan malo. Ese amigo que, por muy borracho que te pongas, el esta mas borracho. Por raro que tu seas, el lo es mas. Los Ramones son así. Prácticamente inventaron el Punk, y con el, el pop actual (para bien o para mal), y sin embargo, nadie se lo reconoció. No vendieron toneladas de discos, ni se hicieron millonarios, ni se compraron mansiones con fuentes de CocaCola en el jardín. Fueron unos infelices hasta el fin de sus días. Tuvieron que currar como cabrones, tocar en garitos infectos y hacer miles de kilómetros en turista. Salían al extranjero y eran dioses, pero en su país nadie les hacia ni puto caso. Por eso, te levantas a las seis de la mañana y vas a aguantar a un jefe cabrón, y piensas: “Mira, tan jodido como los Ramones”. Por eso mola parecerse a ellos, porque son unos entrañables perdedores, porque funcionan como un espejo deformante de nuestra vida. Si follas poco, ellos follaban menos, por mucho que te drogues, los Ramones se drogaban mas que tu.
Por otra parte, su música es tan básica, tan primitiva y poco elaborada, que apela a nuestros gustos más básicos y primarios. Es imposible que no te guste alguna canción de los Ramones, eso seria tanto como decir que no te gusta el rock. Sin rodeos, sin largos punteos, sin aburrimiento y sin gilipolleces: Intro, estrofa, puente, estribillo, estrofa, puente, estribillo, y estribillo otra vez. Dos minutos como mucho y a por otra.
Curiosamente, yo descubrí a los Ramones no en la adolescencia (como suele ser común), si no mucho después, bien entrado en la veintena. Siempre los había escuchado, pero nunca habían despertado mi interés. Demasiado primarios y básicos, demasiado obvios. Ignorante de mi, no me daba cuenta que, en el raca raca ramoniano, en aquellos cuatro acordes repetidos una y otra vez, se encuentra la esencia del Rock (con mayúscula). El Rock es, a grandes rasgos, la simplificación de las músicas de raíz negra, pasadas por un filtro que las hagan accesibles al gran público. Los Ramones son justo eso, simplificación llevada hasta sus últimas consecuencias. Nada que sea aburrido o pretencioso cabe en sus temas. En una época donde un grupo era valorado por su virtuosismo y no por su creatividad, los Ramones ignoraron lo que había a su alrededor, y volvieron sus ojos a una época más inocente y divertida: los años 50 y 60. Tomaron las melodías y las armonías, las tocaron más rápido y más sucio, y, como sin querer, habían inventado el Punk y, si me apuras, prácticamente todo el pop moderno.
Por eso, “Ramones” es uno de mis discos preferidos. Pienso en la gente de 1976, después de un empacho de Jethro Tull o cualquier otro grupo con temas de 500 minutos de duración e hipnóticos solos de batería de cuarto de hora, y no puedo imaginar la cara que pondrían al escuchar a aquellos cafres gritando “¡HEY, HO, LET´S GO!”, berreando dos minutos seguidos sin parar, y hala, se termino la canción, a tomar por culo. Seguro que pensarían que el LSD les había subido mal.
Quizá este no sea su mejor disco, quizá no contenga las mejores canciones de su carrera, pero el germen de todos los temas recurrentes en la discografía de los Ramones esta en este trabajo: Las drogas (“Now I wanna sniff some glue”), himnos a la marginalidad (“53rd&3rd”), chicas guerreras (“Judy is a punk”), superación personal (“Today your love, tomorrow the world”), algo de derechismo (“Havana affair”), macarrismo y películas de serie B (“Chainsaw”), pop sin pretensiones (“I don´t wanna walk around with you”), y como no, canciones de amor, representadas en este disco por “I wanna be your boyfriend”, sin duda mi favorita del álbum. Veo a estos cuatro marginales en la portada del disco, apoyados en la cochambrosa pared, con pinta de no tener donde caerse muertos, y los oigo cantar algo tan blandito, básico, sencillo e infantil como que quieren ser tu novio, y se me enternece el corazón. Y es que, en el fondo, soy un romántico.
Por cierto, para terminar ¿alguien podría explicarme por que la maldición bíblica que recae sobre los Ramones y que hace que todos se mueran a temprana edad no afecta a los baterías?

Olloqui

No hay comentarios: