miércoles, 8 de abril de 2009

Clásicos: Megadeth- "Killing is my business... And business is good! " (1985)

Dave Mustaine se crió con su madre, que era fanática religiosa, y sus hermanas. Fue una de tantas familias nómadas que recorren los Estados Unidos de punta a punta. Y si bien creció así, sin echar raíces en ningún sitio, acabaría viviendo de esa manera, sin pertenecer a nada que no sea su propia banda, de manera insobornable. De él se dice que es narcisista y prepotente. Y que está dotado con una inteligencia muy alta.

No sabemos qué heredó de su vida familiar. Tampoco hay constancia de que en sus antepasados hubiera músicos. Pero si algo hizo mella en él, es el fanatismo religioso que su madre profesaba. No es difícil imaginar al Mustaine adolescente, tocando versiones de Deep Purple y Led Zeppelin, mientras soñaba con el Apocalipsis. Un Apocalipsis que él mismo provocaría al subir el volumen al máximo, para tocar de la forma más agresiva que era capaz, de una forma que nunca antes se había hecho...

Lo más interesante de Mustaine y la banda -su banda- Megadeth, es que aparecieron en un momento de cambios, en los primeros años de la década de los ochenta, cuando la gente se estaba empezando a cansar de tanto rock progresivo, y todavía no se vislumbraba una alternativa clara para los aficionados a los sonidos duros. En esos años, el thrash metal era una corriente musical muy estimulante, que, si bien no era demasiado popular, ya mostraba rasgos distintivos: bandas norteamericanas como Testament, Overkill, Exodus o los mismísimos Metallica, parecían decididos a acabar con el preciosismo virtuoso que se había adueñado del Metal, para arrojarnos a la cara una serie de discos de sonido bizarro, cercano al punk, más rápidos de lo que habíamos oído hasta entonces, con unos aires de marcha militar en los que se nos arengaba con proclamas violentas.

No hace falta decir que el soplo de aire fresco que supusieron estos grupos, se iría debilitando, y el movimiento del thrash metal acabaría siendo absorbido por las multinacionales, hasta convertirse en una caricatura de sí mismo, y conservando más bien poco del espíritu que animó a los pioneros que hemos citado.

Ya que hablábamos de pioneros, tenemos que mencionar un disco capital como es "Killing is my business... And business is good!", con el que Megadeth debutó en 1985.

Si recuerdo con especial afecto el disco, es, sobre todo, por la versatilidad que demuestran los músicos, en especial Dave Mustaine y su inseparable David Ellefson. Inseparable, porque nunca le dio la espalda, y por acompañarlo, lo acompañó en la carretera, en los escenarios, y hasta en las clínicas donde intentaban -con un éxito del que nos permitimos dudar- desengancharse de las drogas.

Se trata de un disco versátil, sí, pues lejos de limitarse a ofrecer ritmos contundentes y guitarras veloces, demuestra una cultura musical de la que no todos pueden presumir. Las canciones ofrecen una variedad de tonos realmente curiosa: En "Las Rites/Loved to death" encontramos reminiscencias de clasicismo, incluso un homenaje soterrado a Bach. "Killing is my business" combina a la perfección una base sonora vigorosa con esas melodías gatunas que encontramos en el blues. Con "These boots" tenemos una versión especialmente inspirada del clásico jazzístico que cantaba Nancy Sinatra. "Chosen ones" aborda la fantasía heroica, quizás al estilo de Robert E. Howard, y para ello se sirve de sonidos expansivos que dan a la canción cierta aura mítica. Podríamos seguir enumerando títulos, pero eso quedará como pasatiempo para el lector, que podrá establecer su canon privado.

Bien es cierto que Megadeth crecería hasta alcanzar la fama mundial, que firmaría con grandes discográficas y tendría álbumes mejor producidos. Su sonido también cambiaría con el tiempo, y si bien las canciones de este primer disco se pueden antojar algo sencillas, la banda de Mustaine llegaría a componer verdaderos laberintos sin salida, canciones en las que perderse, como "Wake up dead".

Sí, Megadeth crecería mucho después de 1985. Y es precisamente por eso por lo que me entusiasma Killing is my business... And business is good! Con este disco empezó todo. Las cartas estaban repartidas, y no era difícil saber, ya desde el principio, que Dave Mustaine sería el maldito del movimiento. Ese que, si bien no alcanza los números 1 de la lista de ventas, al menos sí es considerado por sus seguidores como el mejor, el que toca con más inspiración, y también, por qué no decirlo, con más sinceridad, esquivando habilidosamente las exigencias de los productores.



David G. Panadero

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