En primer lugar,
tengo que reconocer que el retorno del Príncipe de las Tinieblas, apenas dos
años después de su último disco, ha sido una de las sorpresas agradables del
año, ya que sin duda no esperaba ni tan siquiera que después de Ordinary Man,
volviese a la carga y con tan poco espacio entre lanzamientos, teniendo en
cuenta, lo que en los últimos años es habitual esperar largos periodos de tiempo.
Creo que quizá motivado por su deteriorado estado de salud, parece empañado en
tratar de dejar lo mejor de sí que tiene en su interior, y que ya plasmó en
Ordinary Man, en un momento, como digo, muy complicado de salud, después
de
años de silencia, aunque por medio
estuvo el último disco con Black Sabbath, y que quizá no llegó a culminar todas
sus expectativas. No sabemos si finalmente vendrá a presentar estos temas en
directo este año junto a Judas Priest, que de momento y después de varias
cancelaciones, se mantiene en pie. Para este nuevo disco se ha rodeado de un
numeroso y prestigioso elenco de músicos, como Chad Smith y el fallecido Taylor
Hawkins a las baterías, Robert Trujillo y Duff Mckagan al bajo, y un gran
número de guitarristas, marcado por el regreso de Zakk Wilde, junto con Jeff
Beck, Mike McGready de Pearl Jam, Eric Clapton y Tommy Iommi. El tema título y
que abre el disco, con un comienzo lúgubre, murmullos y llantos y llamadas a
Mami, al más puro estilo King Diamond, cuenta con la participación de Jeff Beck
a la guitarra, con un trabajo soberbio, y manteniendo a lo largo del tema esa
atmósfera opresora.Colaboración un tanto sorprendente la de
Mike McGready, que se marca unos riffs al más puro estilo Sabbath, pero con un
toque más actualizado. En “Parasite” volvemos a escuchar a Zakk Wilde, después
del parón en la dupla que venía funcionado desde “No Rest For The Wicked”, y
regresando con eses sonido tan peculiar, aunque en este tema, está más cercano
a dicha época, y menos Stoner. Vuelve a repetir en “Mr. Darkness” un comienzo
atmosférico, remarcado con voces de ultratumba y en la línea de su predecesor,
con un sonido más cercano a los inicios de Wilde con Ozzy, y un solo en el que
se desmelena, y varios cambios más cercano al sonido clásico de Black Sabbath.“One
Of Those Days” es el aporte de Eric Clapton, que si bien el comienzo del tema,
es acorde a un ritmo lento de Clapton, pero con un riff muy pesado, en el solo
se desata, pura fuerza y una pena que no se deje llevar más veces.“ A Thousand
Shades” vuelve Jeff Beck con un tema bastante elegante y reposado.“No Escape
From Now” es la primera colaboración con Tommy Iommi después del último trabajo
con Black Sabbath, y aunque su forma de tocar es muy reconocible por ser el rey
de riff, me alegra un tanto, que tampoco suene en exceso a Sabbath. En “Nothing
Feels Right” es Zakk Wilde quien se hace cargo de la guitarra, con nuevo
comienzo pausado, pero que se irá endureciendo poco a poco, con un estribillo
muy acertado y quizá el mejor solo de Zakk en el disco, repitiendo en “Evil
Shuffe”, con un tema que recuerda a la etapa final del duo, aunque tiene un
comienzo un tanto extraño. La segunda aportación de Iommi es “Degradation
Rules” y si suena a Black Sabbath, armónica incluida,.Dead & Gone, medio
tiempo, con gran aporte al bajo de Robert Trujillo, podría ser un tema de
“Ultimate Sin” y la verdad es de los que más me ha gustado, corriendo las
guitarras a cargo de Zakk Wilde y el Productor del disco Andrew Wait,
repitiendo en “God Only Knows”, siendo este un tema que podríamos considerar
una balada. Cierra el disco el extraño “Darkside Blues”, con toques country y
creo que innecesario, en el que la guitarra corre a cargo de Andrew Wait y que
casi veo más como un detalle con el productor. Creo que dado el estado de Ozzy
en la actualidad, no espera este trabajo, que supera con creces su último
trabajo y puede decirse que si se trata de su obra póstuma, es más que
aceptable y esperemos pueda presentarla en directo en buenas condiciones,
siendo un disco en el que puede resumirse todas su etapas de una u otra forma
FrodCatley
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