Recién salido del horno aparece este nuevo trabajo de los Reyes del Metal progresivo, y pese a que la portada, con el logo clásico de la banda, podría presagiar algo bueno, nada más lejos de la realidad, y como bien dice el nombre del trabajo, parece que no esta desacertado.
Queensryche ha sido una de mis bandas favoritas, creadores de joyas com “Operation Mindcrime” o “Empire” y trabajos, más que dignos en los 90, pese a que ya se les comenzó a criticar, pero me parece que las bandas también tienen derecho a evolucionar, y más en una banda de este nivel. Es cierto que la continuación de “Mindcrime”, a mi personalmente me pareció muy acertada, con un disco equilibrado con matices de todas su épocas que hacía presagiar cierta recuperación de sus mejores momentos, Sin embargo, su siguiente trabajo, supuso para mi un pequeño paso atrás, que si bien los temas no estaban mal, el trabajo en su conjunto no terminaba de quedar compacto y si algo monótono.
Pues bien, con este nuevo trabajo, se sigue con la tónica de “American Soldier”, pero continuando con todo lo negativo de aquel trabajo. En primer lugar, excesivamente largo, con temas carentes de fuerza, la mayoría medios tiempos, que a la tercera canción parece ser que continua siendo el mismo tema, ya que la estructuras de los mismos se repiten una y otra vez, parece más bien un trabajo a realizar porque la banda tiene problemas contractuales con la compañía y tienen que editar un trabajo, y evidentemente, este se hace como mero compromiso y nada más. Creo que a una banda de la calidad de Queensryche, se le debe exigir mucho más, y ya no es que se echa en falta a De Garmo, que sin duda es más que evidente, ya que sin él, ha sacado trabajos interesantes, sino que parece que están más que agotados, tanto a nivel compositivo, como musical, ya que tampoco se destaca por demostración de virtuosismo. Como ya he dicho anteriormente, este disco parece más bien un mero trámite que otra cosa, y la verdad, que poco más se puede decir.
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