Nuevo trabajo de los veteranos Mágnum, llamando la atención la recuperación del Logo de su mejor época, iniciada con Vigilante, y aunque tengo que reconocer que ser objetivo con estos señores me cuesta, este disco esta a la altura de su legado, superando en mi humilde opinión, su anterior trabajo, que sin ser un mal disco, si quizá adolecía de algún tema que destacase, y quizá demasiado intimista en ocasiones. No obstante, resultó muy curioso que esos temas ganasen presencia en directo, ya que tuve la oportunidad de disfrutar con ellos en su ultima visita, que espero vuelvan a repetir, pero dado el escaso interés que despierta esta banda en España, se me antoja complicado, esperando más poder disfrutar de ellos en algún festival.
En cuanto al disco en si mantiene un sonido ya iniciado con Brand New Morning, acercándose más a sonidos progresivos y sinfónicos, siempre acompañados por la tan especial voz del entrañable y simpático Bob Catley, que sin ser un portento de voz, sabe perfectamente como jugar sus armas con sus cuerdas, imprimiendo a sus interpretaciones una elegancia que muy pocos saben trasmitir. Quizá también ese sonido tan marcado en sus últimos discos, sea el punto negativo, por decir algo malo, ya que en ocasiones repiten un tanto las estructuras de los temas y ciertos pasajes, que puedan dar cierta sensación de monotonía, así como optar por temas un tanto largos, ya que los temas más cortos, dos en este caso, alcanzan casi los cinco minutos de duración, y obviamente el resto los supera.
El disco se abre con “Black skies”, con una intro menos ampulosa que en otras ocasiones, primando posteriormente el riff poderoso de Clarking, y un tema bastante efectivo aunado partes más duras con otras más pausadas, muy en la onda Brand new morning, para dar paso a “Doors to newhere”, siguiendo la estela del anterior, y que pese a ser también muy tema, en ocasiones suena un tanto parecido al anterior. Poderoso aporreo del kit de Harry James en el tema título “The visitation” más cercano a su etapa más primigenia, alternado nuevamente partes más duras, con otros pasajes más lentos y con un trabajo impecable a cargo tanto de Tony Clarking, como de su bajista Al Barrow, recordándome en ocasiones al tema “All England Eye´s”. Destacar “Spin like a wind”, quizá el mejor tema del disco, siendo el más comercial del mismo, con un comienzo que hace presagiar una balada, pero que poco a poco va subiendo en intensidad, y que seguramente será unos de los fijos en el futuro para sus conciertos, elegancia a raudales a cargo de Clarking, que parece que acaricia las cuerdas de su guitarra. “The last frontier”, balada muy Mágnum, y algo que siempre me ha llamado la antención, es que pese a ser uno de los mejores grupos melódicos del mundo, no destacan precisamente por sus baladas. Teclado y la cálida voz de Catley nos inicia en “Freedom day”, para crear otro de los temas grandes y donde más presente está Mark Stamway, el tercer pilar de la banda, que en mi opinión está más escondido en este trabajo, pero muy acertada como siempre su presencia. Nuevos cambios de ritmo en “Mother Naturés Last dance”, que es la tónica general, con estribillo muy pegadizo, para dar paso a los dos temas más cortos del disco, el mas roquero riff inicial, para bajar nuevamente el tempo, alternado nuevamente partes más intensas con las lentas, finalizando con “Tonight´s the night”, tema más pausado.
En resumen, un disco muy acertado, quizá un tanto largo, con toques más progresivos, múltiples cambios en los temas, no tan intimista al anterior trabajo, pero menos rockero por así decir de sus trabajos Brand New Morning” y “Princess Alice”, con un punto medio entra ambos, y que sin duda no defraudará a sus seguidores, continuando con el sonido ya iniciado en su retorno, donde quizá le falte en mi opinión más presencia a Mark Stanway, pero siempre a la altura del nombre que llevan a sus espaldas, y con un Tony Clarking, que cada vez me gusta más. Recomendable y a disfrutar.
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